Antes de la llegada de los ordenadores los niños sólo podían interaccionar pedagógicamente con un adulto (padres o profesores). Si un niño realizaba un ejercicio no podía saber si lo había hecho bien o mal hasta que alguien lo corregía. He incluso esa interacción, al estar diferida en el tiempo, podía llegar tarde. Dado que no podemos disponer de un profesor personalizado, los ordenadores, dentro de sus limitaciones, son capaces de responder a los usuarios.

A los seres humanos nos gusta la interacción. La utilidad del mando a distancia está más allá de la posibilidad de cambiar de canal y nos gusta no sólo porque nos dé pereza levantarnos a cambiar el canal. Nos gusta porque es la única interacción que la televisión nos permite. Con la llegada de los ordenadores y, sobre todo, de internet, el tiempo de ocio se ha desplazado cada vez más a estos últimos, hasta el punto de que en la actualidad las encuestas demuestran que la mayoría de la gente preferiría no tener televisión a no tener internet.

Con todo, y pese a la revolución que supuso en su momento los sistemas operativos gráficos (Mac y Windows) y de inventos como el ratón todavía existía una barrera entre el usuario y las aplicaciones. En los tablets, esa barrera desaparece.

La posibilidad de tocar la pantalla ha abierto un campo nuevo de usabilidad en las aplicaciones. Está comprobado que las personas mayores, que normalmente han tenido dificultades con las nuevas tecnologías, son capaces de utilizar un tablet con muy poco aprendizaje, al ser mucho más intuitivo. Si hablamos de los más pequeños ni siquiera hace falta enseñarles; cualquier niño mayor de 2 años aprende por su cuenta como usarlos.

A la hora de desarrollar herramientas de aprendizaje esto nos proporciona dos grandes ventajas. La primera es que su usabilidad no supone una barrera para niños con problemas de aprendizaje, siendo más sencillos que los ejercicios al uso.

Pero la segunda y más importante es que el niño recibe retroalimentación al instante sobre su progreso. Sabe si se ha equivocado y dónde, y la aplicación se encargará de explicarle y guiarle cuando encuentre dificultades en algún ejercicio. El tener una respuesta rápida le permite progresar más rápidamente y, sobre todo, a su ritmo, sin tener que esperar a una corrección por parte de un adulto.

La combinación de usabilidad y respuesta inmediata ajustada a sus necesidades proporcionan a nuestras aplicaciones unas herramientas únicas para mejorar el aprendizaje del niño.